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| El Morrón del Hornillo 2.237m.sn.m. |
 Hoy la banda musical era el "silencio", acabábamos de abrir el lugar, el Puerto de la Ragua estaba solitario, hoy jueves y a esta hora difícilmente podíamos encontrar el lugar familiar con el que nos hemos encontrado en otras ocasiones, yo pensaba en ellos siempre acompañan con sus agradable risas metidos en juegos y deslizamientos con trineos y alguna que otra bola de nieve que hacen llegar a sus amigos, los muñecos de nieve hechos hoy solo eran montones de nieve.      La ausencia de personas no hacía menos encantador el lugar, El refugio estaba completamente lleno de nieve en la parte superior, así como las casetas que sirven de almacén los árboles cercanos mostraban en sus ramas la pesada carga de la nieve, éstas imagines nos notificaba que es invierno, pero el cielo azul, azul, azul, claramente nos hacia imaginar otra estación, pero el suelo con 10 cms de nieve y algo de frío nos actualizaba la mente y nos volvía al puro invierno que en realidad estábamos. Bueno, hoy teníamos un compañero nuevo de cuatro patas Samoa, que no presto atención a la novedad del suelo para ella, era la primera vez que pisaba nieve, no detectamos inconveniente por su parte lo admitió como mostró en sus locas carreras.   Justo detrás del refugio, iniciamos la subida, siguiendo las marcas de senderistas hechas el día anterior, la primera subida tendríamos que superar un desnivel de 150 metros, lo tomamos con calma e ir progresando en ritmo hasta que lo cubrimos, no nos importaba en tiempo en ésta primera rampa, teníamos mucho tiempo para llegar al Chullo y todos queríamos conseguirlo sin agotamiento.    Y sí fue, llegamos al vértice del Barranco de Fuentefria, en donde empieza un llano muy bien sin apretura teníamos el bosque a ambos lado , donde se contemplaba una mezcla de colores expectacular, el verde de los pinos en sus bases la nieve, y rompía en lo alto un cielo azul veraniego, nos animó junto a las carreras de nuestra amiga Samoa que ahora si parecía haber descubierto la nieve. Un grupo de senderista se nos unieron, los comentarios sobre el día que nos estaba haciendo y viendo como nos desprendíamos de algunas de la capas de ropa, pararon e hicieron lo mismo. Decidí dar un descanso mi grupo, ya que las tres subida siguientes son para tomárselas con calma y disfrutar del recorrido.   Otro desnivel de 200 metros se nos venía encima, pero con mejores humos que anterior fuimos subiendo con una buena marcha, todo ya por las marcas que nos iban haciendo el grupo mencionado, la nieve era dura, no nos salimos de las marcas ya que a escasos centímetros del sendero la nieve alcanzaba más altura. Visto y no visto otra planicie corta en donde se veía claramente a nuestra espalda, El Morrón del Hornillo, El Morrón San Juanero, el del Mediodía y el Alto de San todos de más de 2000 metros, cubierto de nieve, detrás de ellos y más alto Cerro Pelao ya con sus 3000 metros. Je je pensé para mi esto va bien la gente cumplía era fenomenal, no bebían ni agua, no había señal de cansancio íbamos animados, hubiera sido una contrariedad sacar a relucir con el ambiente en que nos encontrábamos.    Para el buen éxito de la misión. decidí hacer una parada a pie del Chullo, la subida no era dura pero si larga lo que haría caer en desánimos a los componentes, así que regulamos los niveles de líquidos y después de 15 minutos, que se aprovecho para fotos, y los consecuentes envíos por el móvil, seguimos hacia el refugio y de allí al Mirador del Chullo. Nuestra vista se dirigía hasta una pequeña construcción de piedra (foto de arriba), era el refugio en la que en primera visita en invierno con ventisca y nevando nos refugiamos, pero hacia más frio dentro que fuera, desde entonces yo lo llame "KELVINATOR", ¡ Claro! por el frio. Me lo esperaba, a su llegada, fotos, fotos y mensajes, ya se divisaba la Sierra de Filambres, Calar Alto y siendo muy muy imaginativo el Mediterraneo. De aqui a la cima, la ausencia de nieve nos hizo caminar con algo de ritmo y en escasos 15 minutos ya nos encontrábamos en el hito que marcaba los 2668 metros.   
Una vez en la cima los comentarios fueron de todos los gusto. ¡Que maravilla! Vale la pena el esfuerzo. ¡ Que vistas!. Naturalmente Bueno ¿y ahora qué?. No tuve más remedio que decirle
Creo que a ti no te gusta la naturaleza. Aqui los minutos son tan largos que cabían en ellos todo el tiempo para la contemplación del paisaje.
Así que con malas ganas de algunos por dejar la cima y buenas ganas de "uno" iniciamos el descenso, con Samoa detrás de mi. Quizás a ella si le gustaba la cima, o buscaba a su compañero "Draco" lo sentía por que estaba más cerca del cielo.
     Nos quedamos algunos detrás, no nos apetecía abandonar éste lugar, sentíamos admiración por todo lo que veíamos y hasta el más pequeño brote de planta que se había salvado de ser cubierta por la nieve la destapábamos de la nieve que la cubría para tratar de salvarla. Percibíamos mejor el suave olor de los pinos mojado y ya pequeños manantiales empezaban a resurgir entre el hielo a los que el sol y el calor ayudaban a convertirse más abajo en mayores. Esto es todo amigos 11 de Marzo 2018. |
