miércoles, 28 de diciembre de 2016

ASCENSION AL MORRON DEL HORNILLO

Siempre que realizo una escapada dejo en el aire si es la última estación de un recorrido que inicié hace tiempo, en donde en cada una de ellas lo he (hemos),pasado maravillosamente bien,una veces con unas potentes máquinas que me han hecho subir hasta limites que yo no imaginaba y ahora soy yo la máquina que a mi ritmo asciendo, tomo combustible y sigo y alcanzo la estación del trayecto. Ello me anima pongo ilusión, ganas y lo hago.
Hoy al trayecto es del Puerto de la Ragua (2000m) al Morrón del Hornillo (2300m)
Tras una espléndida noche en La Calahorra emprendimos la subida al puerto de la Ragua en coche y en escasos veinte minutos abrimos la estación por la hora nadie se encontraba en ella y con un frío soportable acondicionamos nuestro vestuario para hacer frente al viaje que nos esperaba.
Ya el día anterior unos amigos que vimos en la Calahorra, que habían realizado la subida nos hablaron de la ruta y que se encontraba en buen estado y sólo en algunos tramos habían utilizado crampones.


Enfrente teníamos la vía preparada, a nuestra espalda la vía que por el cortafuego te lleva al Chullo.
En principio nieve blanda que casi nos llegaba a cubrir nuestras polainas, con paso seguro pero lento empezamos a disfrutar desde el principio, sin ninguna clase de dudas, pensando sólo en el espléndido día que nos esperaba.

Nuestra intención era buscar la cuerda para hacer más suave la subida.
Atrás dejábamos metros e íbamos paralelo a los árboles por las marcas de otras personas.


Los últimos árboles ya los dejábamos a nuestra izquierda e ir al Collado de la Cabañuela para tomar todo recto al Morrón del Hornillo.
Morrón del Medio Dia y el San Juanero estaban a la vista y más a la izquierda Cerro Pelao.
A nuestra izquierda quedaba el Chullo, impresionante.
Detrás de él a su izquierda más al Sur la Sierra de Filambres

¡Bueno! ya estábamos allí, con mucha nieve pero sin hielo.
Las vistas y coloridos impresionantes el azul de cielo no quería mezclarse con el verde oscuro de la vegetación y a la vez respetaba el blanco de suelo.
Realizando giros con nuestros ojos no queríamos dejar de ver ésta Sierra Nevada majestuosa que teníamos delante,detrás a izquierda y derecha y arriba el cielo como nunca habíamos visto.
Nunca decimos adiós, porque volvemos, siempre decimos un "hasta luego"
Iniciamos el descenso sin prisa no queríamos acabar la mañana.
Una alegría mayúscula fue encontrarnos  la estación llena de familias con niños y sus trineos así como muchas personas realizando prácticas de esquíes, snowboard y juegos en la nieve.
Hasta la próxima estación, la máquina en éste viaje nos ha respondido bien.